Sesión de postboda al atardecer en la playa con Alex y Mercedes, unos novios geniales que disfrutaron al máximo de la experiencia y nos regalaron momentos inolvidables y fotos preciosas para el recuerdo.
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Una sesión de fotos postboda al atardecer en la playa es una manera mágica de capturar el amor en un entorno natural. En las playas de Galicia, con su mezcla de arena dorada, espuma de las olas y la luz suave del sol poniente, el escenario es perfecto para crear recuerdos imborrables. Imagina a los novios caminando descalzos por la orilla, tomados de la mano, con las olas acariciando sus pies mientras se miran con complicidad o dirigen sus miradas al horizonte. La puesta de sol detrás de ellos añade un toque romántico, especialmente si se juega con el contraluz, donde solo se distinguen sus siluetas mientras se besan o se abrazan.
Otro momento encantador podría ser cuando los novios, descalzos y relajados, se sientan en la arena, con la novia apoyada en el cuerpo del novio. Este tipo de imágenes transmiten intimidad y serenidad, mientras los pies descalzos y la cercanía del mar resaltan la conexión con la naturaleza. Las olas en movimiento pueden dar dinamismo a las fotos; una escena perfecta sería la pareja abrazada cerca de la orilla mientras las olas salpican suavemente a su alrededor. Para un toque más divertido y espontáneo, capturar el instante en que una ola inesperada los sorprenda puede generar risas genuinas que quedarán inmortalizadas.
Un clásico en este tipo de sesiones es el novio levantando a la novia en sus brazos, girándola suavemente mientras el viento mueve el vestido. Este gesto, con el mar y la puesta de sol al fondo, crea una imagen llena de movimiento y emoción. También es posible lograr una atmósfera íntima con una pose más tranquila, como los novios sentados frente a frente, con las piernas entrelazadas, mirándose a los ojos o simplemente disfrutando del momento en silencio, con la luz cálida del atardecer envolviéndolos.
Otra idea encantadora es la pareja caminando descalza hacia el mar, tomados de la mano, disfrutando de la libertad del momento. El movimiento natural de esta escena, con las olas en el fondo y el cielo teñido de colores cálidos, dará lugar a fotos llenas de energía y alegría. También puede ser muy especial captar a los novios de espaldas, abrazados, mirando juntos cómo el sol se esconde en el horizonte. Es una toma sencilla pero cargada de simbolismo, que refleja la unión y el comienzo de una nueva etapa juntos.
El viento que sopla desde el mar puede ser un gran aliado para capturar el movimiento del vestido de novia flotando en el aire, mientras el novio la mira con ternura. El contraste entre la suavidad de la tela y el entorno salvaje del océano y la puesta de sol puede dar lugar a una imagen cautivadora. Para terminar, una pose más relajada podría ser la pareja tumbada en la arena, con las cabezas apoyadas una en el hombro del otro, intercambiando miradas o simplemente mirando al cielo. Esta imagen, vista desde un ángulo superior, captura la paz y el amor en un entorno natural.
El vestuario juega un papel importante en la sesión, y aunque el traje y el vestido de novia son fundamentales, dejar que los novios se descalcen y disfruten de la sensación de la arena y el agua en sus pies añade autenticidad a las fotos. Aprovechar la luz natural del atardecer es clave para lograr una atmósfera cálida y romántica, con la hora dorada siendo el momento ideal para capturar la mejor luz. Incorporar los paisajes característicos de las playas gallegas, con sus formaciones rocosas y la vegetación costera, aporta un toque único y especial a las imágenes. Con estas ideas, una sesión de postboda en la playa al atardecer será un recuerdo lleno de belleza, naturalidad y emoción.


