La luz atraviesa el cristal, a veces el cuerpo y, en ciertas ocasiones, incluso el alma.
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Sesión de fotos en el bosque a través de un cristal.
Entre la serenidad del bosque y la delicada danza de la luz, las fotos con Cris se convierten en una poesía visual. En este idílico escenario natural, un cristal se convierte en el portal que desvela dimensiones de belleza y misterio.
A través de la lente, capturamos la magia cuando la luz se filtra por el cristal, creando reflejos fascinantes que bailan en las sombras del bosque. Este cristal se convierte en un prisma de posibilidades, descomponiendo la luz en fragmentos iridiscentes que acarician su rostro y transforman la naturaleza que la rodea.
En ciertas instantáneas, la luz atraviesa no solo el cristal, sino también su figura, revelando una armonía entre la naturaleza y la presencia humana. El bosque de Doniños se convierte en un escenario etéreo donde cada reflejo cuenta una historia, y la fusión de lo tangible con lo efímero se convierte en un ballet de contrastes.
En momentos más íntimos, la luz parece explorar capas más profundas, traspasando no solo el cuerpo, sino también el alma de Cris. La fotografía se convierte así en una exploración de la conexión entre la luz, la naturaleza y la esencia humana.
Estas imágenes trascienden la simple captura visual; se convierten en instantáneas de la intersección entre lo tangible y lo etéreo, donde la luz, el cristal y la presencia humana convergen en una danza única y efímera. Cada foto cuenta una historia, y en ese bosque, la magia se revela en cada destello y reflejo, capturando momentos que perdurarán más allá del tiempo.
